Figuraciones de «lo animal»: racismo, especismo y otras opresiones imbricadas

Editores invitados:

A. Berenice Vargas García
Escuela Nacional de Antropología e Historia / Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa
berenice.vargs@gmail.com 

David A. Varela Trejo
Escuela Nacional de Antropología e Historia
davidvrltrj@gmail.com

De acuerdo con Donna Haraway, las «figuras» dan cuerpo a significados compartidos en historias con las que habitamos el mundo, lado a lado de otros seres (humanos, más que humanos, in-humanos, otros-que-humanos). Así, hablar de «figuraciones» nos invita a pensar en procesos de significación abiertos, en los que se describe la realidad a la vez que se busca transformarla. «Lo animal» —o la animalidad—, en tanto figuración que trasciende a lo propiamente biológico, hace posible describir cómo esta categoría es utilizada para signar a otros negativamente —Homo sapiens y demás criaturas del reino Animalia—, en un espacio de lo menos-que-humano; un espacio fronterizo y de desviación de la norma, cuya especificidad es resultado de un largo proceso de dominación anclado al sistema moderno-especista-colonial de Occidente.

La existencia de «lo animal» solo es posible a través de su opuesto constitutivo, lo «humano-plenamente-humano»; ideal hegemónico normativo que se encarna en la figura del hombre blanco cisnormado, heterosexual, neurotípico, racional, corporalmente íntegro, propietario, civilizado, ciudadano, etcétera; único cuerpo habitante de la zona de ser y soberano del mundo. De modo que todo lo que no se ajusta o se desvía de tal ideal ha sido históricamente signado como subhumano; es decir, animalizado e inferiorizado. Como apunta Aph Ko, cuando queremos justificar la violencia contra ciertos cuerpos, les arrojamos a la categoría «animal»: se acusa de animales a las personas empobrecidas, periferizadas y marginalizadas; a las racializadas negativamente; a las mujeres, personas no binarias, trans y queer; a las discapacitadas, locas y neurodivergentes; a las inmigrantes y vagabundas; y, desde luego, a esa enorme diversidad de seres vivos a quienes les une una distancia radical con «lo humano» — los animales también son animalizados—. 

Así, «lo animal» funciona como un marcador naturocultural que se desplaza entre formas de opresión —llámese racismo, heterosexismo, capacitismo o especismo—, con lo que se reproducen discursos que se incrustan en la estructura social y que permiten la continuidad de ordenamientos vitales que empujan a vidas a la zona del no-ser. Los procesos de animalización, como modos de violencia «deshumanizante», han sido discutidos desde los proyectos descoloniales, los estudios críticos de la discapacidad, los estudios críticos de la raza, los feminismos, los estudios queer —entre otros—. Por su parte, la animalidad, como condición de subalternidad en el marco del especismo, ha sido mayormente problematizada desde los estudios críticos animales. Considerando lo anterior, se hace notoria la necesidad de un diálogo entre ambas formas de aproximarse a la dicotomía animal/humano, que sitúen a la animalidad no como una categoría dada per se, sino como una figuración anclada al sistema capitalista-moderno-especista-colonial que se incrusta en ciertos cuerpos para restarles valor; llámense Homo sapiens o animales.

Esta complejidad ha impulsado, tanto a activistas como académicas, a «pensar fuera de la caja» o, mejor dicho, fuera del campo de lucha en el cual se movilizan y de las tradiciones de saberes, prácticas y discursos que emplean de manera estratégica. Por lo tanto, este número tiene por objetivo abrir un espacio a relatos que dialoguen, más allá del provincialismo disciplinar, sobre la animalidad como tecnología para nombrar y marcar al otro y, por lo tanto, validar la opresión que se ejerce sobre su cuerpo y su subjetividad. Más allá de la interseccionalidad, apelamos a la construcción de conocimiento que no tenga un centro; es decir, que no jerarquice las opresiones para privilegiar una en el análisis; sino que reconozca, desde la multidimensionalidad, que la génesis de éstas, por muy distintas que puedan ser en la superficie, comparten un vocabulario que nos habla de su imbricación. Así, son bienvenidas todas aquellas contribuciones que, desde enfoques críticos y/o contrahegemónicos, quieran asumir el reto de ubicar «lo animal» como una base común desde la cual denunciar las múltiples formas de opresión e injusticias que nos atraviesan a infinidad de cuerpos.

Para más información o para la entrega de artículos completos con abstract (en inglés, o en español), se debe escribir a los editores invitados. 

La recepción de artículos tiene como fecha límite el 01 de marzo de 2024

Los artículos deben ser inéditos, así como presentarse de acuerdo a las normas de la revista: https://www.revistatabularasa.org/normas/

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