https://doi.org/10.25058/20112742.366

Zoad Humar
Pontificia Universidad Javeriana, Colombia

Santiago Castro-Gómez
Pontificia Universidad Javeriana, Colombia

ZH: Un buen enunciado transforma el mundo. Así sucede cuando docentes de estudios culturales hablan del modo en que sus propias experiencias han conseguido transformar su mundo. La entrevista a Santiago Castro-Gómez es una magnifica ejemplificación de cómo la imaginación se concreta a través de procesos cotidianos específicos y cómo ésta expande formas de crear y hacer el mundo. Más allá de estructuras solidas y cristalizadas que parecieran no poder transformarse ni contar con sujetos, un proyecto crítico, novedoso para el año 2000 en Colombia, abrió sus puertas a través de historias personales para generar una realidad compleja y un movimiento teórico audaz. Es esto lo que atraviesa la entrevista con Castro-Gómez. Empezamos preguntándole ¿Cómo llegó un filósofo a los estudios culturales?

SCG: Mi llegada a los estudios culturales fue por accidente. A comienzos de los años ochenta yo había empezado a estudiar filosofía en la Universidad Santo Tomás de Bogotá, institución que por aquella época se encontraba muy alineada con el proyecto de una «filosofía latinoamericana». Por entonces, este proyecto tenía dos vertientes: una era la línea de la «historia de las ideas latinoamericanas» defendida por autores como Leopoldo Zea, Francisco Miró Quesada y Arturo Roig; la otra era la «filosofía de la liberación» impulsada por pensadores argentinos como Enrique Dussel, Horacio Cerutti, Carlos Cullen y Juan Carlos Scannone. Estudié filosofía en medio de este fervor latinoamericanista, un tanto mesiánico, y empecé a interesarme por temas que no son usuales en la formación de un filósofo tales como las identidades sociales y culturales, los movimientos sociales, las luchas de liberación.